El medio ambiente está compuesto por los factores bióticos (todos los seres vivos: plantas, animales, hongos, etc.), y por los factores abióticos (aquellos que no tienen vida, como el aire, el agua, el viento, la luz, la temperatura, la humedad, etc.).
A continuación, listamos algunos de los elementos más importantes del medio ambiente:
- El agua: resulta indispensable para la supervivencia de los seres vivos. La encontramos en los océanos, mares, ríos, lagos, estanques, etc.
- El aire: incluye una diversidad de gases que, en porciones equilibradas, permiten la supervivencia de los organismos o la obstaculizan. En el aire podemos encontrar una infinidad de virus y bacterias. El polen y las semillas de muchas plantas también dependen del aire y los vientos para esparcirse.
- La temperatura: muchos organismos solo pueden prosperar cuando las temperaturas ambientales se mantienen dentro de cierto rango. Las variaciones en las temperaturas pueden tener serias consecuencias sobre la vida en nuestro planeta, ya sea en el agua, en la tierra o en el aire.
- La geografía: se trata de los movimientos terrestres, los accidentes geográficos, el relieve y fenómenos como las erupciones volcánicas, los terremotos, tsunamis, tormentas, etc.. Todos ellos tienen un impacto determinante en los organismos vivos. Las grandes cadenas montañosas, por ejemplo, pueden separar y crear ecosistemas y hábitats para innumerables seres vivos. Los accidentes y fenómenos naturales pueden ocasionar la extinción de especies a gran escala.
- La luz: en nuestro planeta, la luz solar es la principal fuente de energía. Esta emisión electromagnética está compuesta por ondas lumínicas (las visibles), las infrarrojas y las ultravioletas. Todas estas tienen una incidencia directa en la temperatura de las masas de aire, agua y tierra, las cuales se calientan y dilatan durante las horas del día, y se enfrían y contraen durante la noche.
- Factores químicos: el pH determina el nivel de acidez o alcalinidad de los medios, es decir, la dosis de iones de hidrógeno disueltos en ellos. La vida orgánica se desarrolla dentro de un rango de pH determinado: los medios demasiado ácidos resultan corrosivos e inhóspitos para la vida. Asimismo, las sustancias químicas presentes en los suelos determinarán la viabilidad de la vegetación en ellos. Lo mismo sucede con el aire: los seres vivos intercambiamos gases mediante la respiración o la fotosíntesis, y necesitamos que el aire cumpla con ciertas características para que podamos prosperar.